«Nadie aprende en cabeza ajena»
Tal vez has escuchado este dicho. ¿Será cierto eso?
La tendencia humana pareciera confirmar que es cierto, basta ver el hombre no solo como individuo, sino también como las sociedades e incluso países enteros caen en sistemas retrógrados por negarse a aprender de las experiencias de otros, a escuchar consejos, advertencias, y a dejarse guiar.
Por otro lado, también es cierto que la sabiduría se obtiene de la experiencia y que de los errores también se aprende, con lo cual no está mal experimentar y aprender por nuestros propios medios, claro, sin que eso signifique que no debamos tomar consejos, y así quizás alivianar nuestro camino y amortiguar las caídas.
Solo por esta vez te pido que si eres de los que creen en que es así y prefieres seguir solo en tu camino, tropezando con las mismas piedras, sueltes esa creencia y te abras a leer mi blog, y a escucharme. Te contaré sobre mis errores y también aciertos, mis caídas, decisiones, decepciones, amores y desamores, renaceres, creaciones, miedos, transformaciones; lo que hice y dejé de hacer, lo que hice y sigo haciendo; a ver si tal vez algo de esto te sirva y me permitas acompañarte. Ojalá así sea, es mi intención.
Quiero compartir contigo lo que me ha traído hasta aquí, mis cuentos -que no son cuentos-. Experiencias y anécdotas que me han permitido crecer, aprender y sin duda, me han hecho decidir que quiero vivir sin pendientes; diciendo lo que quiero decir cuando lo quiero decir, callando cuando es lo mejor que puedo hacer, transitando todas mis emociones –todas– sin huirles. Sin compararme con nadie más que conmigo misma. Siendo cada día una buena persona, la mejor persona posible. Caminando por la vida sin rencores, perdonando, andando más liviana, sabiendo cuándo parar, y también cuando lo más sabio es retirarme. Escuchando más, abrazando más, expresando más los “Te Amo”. ¡Viviendo! ¡en gerundio! Siendo, viviendo, sintiendo…
Intentaré acompañarlo de información, datos, herramientas y técnicas que avalan lo que yo hice para mejorar, para avanzar y poder transformarme en lo que yo quería ser y demostrar que no fue algo ni sobrenatural, ni entregado a un selecto grupo de seres, ¡no! ¡Tú también lo puedes hacer! Claro, si te interesa y te comprometes contigo misma(o), porque esos son los prerrequisitos para transformarnos: interés y compromiso.
Te doy la bienvenida a mi blog, de antemano, gracias por leerme.