Los cuatro acuerdos y su relación con todo

Todo el que me conoce, me ha leído o escuchado, sabe que mi libro favorito de autoconocimiento y crecimiento personal es “Los Cuatro Acuerdos” de Don Miguel Ruiz. He leído otros tantos, pero es que este fue EL DESCUBRIMIENTO. Fue el primero que leí y el que más me ha impactado. Para mí, encierra prácticamente todo lo demás que he venido y sigo aprendiendo. Se mantiene vigente, muy vigente.  

Los cuatro acuerdos los puse en práctica hasta que quedaron incrustados en mi subconsciente. Son mis pilares, junto con mis valores. Son nuevos hábitos que he cultivado.

Una de las definiciones que la Real Academia Española le da a la palabra Acuerdo, es: Resolución premeditada de una sola persona o de varias.  Pues bien, mejor título no pudo tener ese libro. Porque los cuatro acuerdos son una invitación a tomar cuatro resoluciones premeditadas con nosotros mismos.  No son mandamientos y creo que eso los hace más atractivos. Son resoluciones básicas, en mi opinión, la raíz de todo. Si aún no has leído el libro te invito a leerlo y profundizar en ellos. Mientras tanto te los menciono:

– Sé impecable con tus palabras
– No te tomes nada personal
– No hagas suposiciones
– Haz lo mejor que puedas

En mi trabajo de crecimiento personal he practicado premeditadamente (me gustó esta palabra), conscientemente, las afirmaciones. Han sido de gran ayuda para transformar, transmutar, metamorfosear mis creencias y por ende, mi realidad. Pero… ¿Qué es lo que me ha servido para crear afirmaciones asertivas, potentes y expansivas? Ser impecable con mis palabras. También he aprendido sobre el poder de las palabras y el efecto que tienen; pues bien, ser impecable con mis palabras me ha servido además para darme cuenta cómo me estoy hablando y entonces ser muy selectiva con las palabras que uso, porque sé que tienen poder.  

Ser impecable con mis palabras lo he relacionado también con no hablar por hablar, saber cuando callar, cumplir lo que ofrezco y también ofrecer disculpas cuando no puedo cumplir. A ser puntual, flexible, compasiva, autocompasiva. A no juzgar. 

Por su parte, el acuerdo de no tomarme nada personal lo veo reflejado en las técnicas que me invitan a darme cuenta que lo que veo en los otros no es más que un reflejo de mi. Lo relaciono con el perdón, porque trabajándolo aprendí que el perdón es entender que no me han hecho nada, es solo la percepción que tuve de lo que hicieron los otros o las expectativas que yo tenía de esas personas; y que lo que importa es lo que yo hago con lo que los demás hacen o dicen. En fin, ¡Es no tomar nada personal!

No hagas suposiciones. En el artículo anterior hablé de “los hubiera”. Ese tiempo que nunca existió, no existe, ni existirá. Comprendí esto utilizando una herramienta de autoconocimiento que nos lleva a confrontar nuestros pensamientos, cuestionarlos e indagar en ellos y entender que esos “hubiera” no son más que suposiciones. De esta técnica hablaré después, se llama “The Work” de Byron Katie. 

Pero también hemos escuchado esto de que el 90% de los problemas que sufrimos no llegan a suceder, con lo cual, sufrimos sin necesidad.  Sin duda, haber acordado conmigo misma no hacer suposiciones, me ayudó en el proceso de indagación, me permitió ser objetiva y preferir las cosas claras. No hacer suposiciones te evita malos entendidos, perder tiempo en cosas que quizás nunca ocurran. Ocuparte de lo que sí importa, de problemas reales y menos imaginarios. 

Por último, ¿has escuchado de la ley del mínimo esfuerzo? Soltar el control y confiar, dejar que todo fluya… menos es más, mejor hecho que perfecto, “bien es suficiente”. Hoy en día existen muchas técnicas que nos ayudan a avanzar en esto, para mí, llegar al acuerdo de hacer lo mejor que pueda me ayudó a profundizar en ellas. Reconocer hasta dónde llega mi alcance, qué es lo máximo y mejor que puedo hacer sin que el esfuerzo implique cansancio o agotamiento. Hacer las cosas con disfrute. Sin infringir mis límites. Sin que mi tiempo sea menos importante que el del otro, entendiendo en cuales sí que digo a otros, me estoy diciendo no a mi misma. ¡Un gran acuerdo!

Acuerdos, pactos, convenios o resoluciones que deberíamos tener en cuenta e integrar en nuestra vida. Te invito a leer el libro y ojalá decidas practicarlo, te aseguro que verás los resultados. 

El Dr. Miguel Ruiz y su hijo, sacaron otro libro como especie de continuación de este, El Quinto Acuerdo. Podríamos hablar de él más adelante.